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Vicente Alciturri: “La empresa familiar es eso: saber que lo que construyes hoy puede dar trabajo a alguien dentro de 20 años”

El presidente de la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar abrió la temporada de Thinkglaos de It’s Time To Think Santander con una defensa del relevo generacional como eje de compromiso, arraigo y continuidad empresarial
Vicente Alciturri en el Thinkglao de Santander | Alejandro Pescador
Vicente Alciturri en el Thinkglao de Santander | Alejandro Pescador

En un mundo en el que la palabra «empresa» parece haberse alejado del vínculo humano, Vicente Alciturri reivindicó su raíz más cercana: la empresa familiar. Presidente de la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar y fundador de la tecnológica Semicrol, Alciturri fue el invitado del primer encuentro del curso de It’s Time To Think Santander, donde compartió una reflexión que fue mucho más allá de la gestión o el liderazgo: habló de cultura, territorio y legado.

«Hay un modelo que funciona, que da estabilidad, que genera empleo y que no cotiza en bolsa: la empresa familiar», afirmó con contundencia ante los asistentes. A través de su experiencia profesional y su compromiso institucional, defendió la figura del empresario que no busca especular ni deslocalizar, sino crear valor duradero en el entorno en el que nace.

La empresa familiar, explicó, representa el 91% del tejido empresarial de Cantabria y cerca del 70% del PIB nacional. Pero a menudo su papel queda invisibilizado entre titulares que solo destacan lo disruptivo o lo tecnológico. «Lo moderno no siempre es lo que más brilla, sino lo que más aguanta», dijo, reclamando respeto y apoyo institucional para un modelo que considera la clave de la cohesión social y territorial.

Vicente Alciturri: «A veces nos centramos en proyectos puntuales o subvenciones, pero lo que hace falta es una apuesta firme por la economía del conocimiento»

Durante el encuentro, Alciturri también cuestionó el relato dominante del emprendedor como figura solitaria o genial. Defendió una visión más realista y arraigada del emprendimiento juvenil, alejada de la necesidad de innovar a toda costa: «El joven tiene que pensar que emprender no siempre es empezar algo nuevo. Puede ser continuar una historia, darle continuidad a algo que ya tiene un propósito», afirmó.

Crear cultura empresarial

El coloquio con Vicente Alciturri no fue una apología del emprendimiento rápido, sino una invitación a pensar en largo plazo. Más que hablar de startups o modas, subrayó la importancia de emprender desde la comprensión del entorno, los valores personales y el compromiso con una comunidad.

Frente a los discursos que idealizan Silicon Valley como única vía hacia el éxito, Alciturri defendió un modelo más pegado al terreno. Puso como ejemplo su propia experiencia: Semicrol nació en Cantabria en los años 80 y hoy opera en más de una docena de países. «Tú puedes estar en Torrelavega o en Reinosa y tener un mercado global. Porque lo importante es la tecnología, la formación, la ambición…», afirmó, dejando claro que no es necesario salir de la región para desarrollar una carrera competitiva.

También insistió en la necesidad de conectar mejor el mundo empresarial con el educativo. «La universidad no puede ir por un camino y la empresa por otro. Si no hay conexión, difícilmente vamos a poder aprovechar el talento». En ese sentido, valoró el papel de espacios como It’s Time To Think: «Este tipo de actos son los que hacen que la gente joven se pueda acercar a otros mundos, a otras formas de pensar. Y eso es muy importante».

Territorio, innovación y arraigo

Uno de los mensajes más repetidos por Alciturri a lo largo de la charla fue la necesidad de pensar en clave territorial, no como una renuncia a la ambición global, sino como una condición de partida. «Yo no me fui de Cantabria porque aquí se podía hacer empresa. Solo hay que entender que la innovación no tiene por qué estar en las capitales», señaló.

En su opinión, el crecimiento económico sostenible pasa por tejer redes locales fuertes, que conecten a pymes, instituciones, universidades y centros tecnológicos. «Hay que construir confianza entre quienes compartimos una misma realidad productiva. Si cada uno va por su lado, no hay ecosistema que valga», advirtió.

También fue crítico con la falta de visión estratégica a largo plazo por parte de algunos dirigentes. «A veces nos centramos en proyectos puntuales o subvenciones, pero lo que hace falta es una apuesta firme por la economía del conocimiento. Eso exige estabilidad, formación y paciencia».

Alciturri defendió un modelo donde las empresas no solo generen empleo, sino también identidad. «La empresa familiar es eso: saber que lo que construyes hoy puede dar trabajo a alguien dentro de 20 años. No es nostalgia, es compromiso con tu tierra», concluyó.

La llegada de los hijos a la empresa

El relevo generacional es un eje esencial en la visión de Vicente Alciturri sobre la empresa familiar, un reto que reconoce como complejo y determinante para la continuidad del proyecto común. Alciturri no solo defiende que «el futuro tiene que estar con las siguientes generaciones», sino que explica con detalle cómo se produjo en su caso la incorporación de sus hijos a la empresa, subrayando la relevancia de respetar sus trayectorias personales y profesionales fuera del entorno familiar antes de sumarse al proyecto.

Ambos hijos de Alciturri, ingenieros de telecomunicaciones, comenzaron sus carreras profesionales fuera del negocio familiar: su hija en el «cuartel general de Oracle» en Dublín y su hijo en una multinacional en Valencia. Para él, era fundamental que eligieran sus propios caminos y se formasen en otros entornos antes de decidir si querían integrarse en la empresa familiar. «Jamás he pensado en empujar a mis hijos a hacer algo que a mí me motiva. Yo no sé si a ellos les motiva de la misma manera… Se incorporan primero mi hija, que decide dejar Oracle para venirse al proyecto familiar en Santander, y tras casi un año, mi hijo también se suma, tras haber decidido dejar la multinacional donde estaba», relata Alciturri, destacando que ambos lo hicieron por decisión propia y tras haber adquirido experiencia valiosa fuera de casa.

Vicente Alciturri: «El sector público debe acompañar, no tutelar. Cuando una empresa pide ayuda, no está pidiendo que le regalen nada, sino que no le pongan trabas innecesarias»

En sus palabras, la integración fue un reto: ambos hijos llegaron llevando la «etiqueta de hijo o hija del jefe», cobrando inicialmente menos que en sus puestos anteriores y empezando desde el principio, demostrando su valía con esfuerzo y humildad. Alciturri señala que este proceso exige preparar también a la plantilla y adaptar la cultura de la empresa para que la nueva generación asuma el liderazgo con respaldo y legitimidad propios.

Compromiso, legado y relevo

Alciturri subraya que la continuidad de la empresa familiar es mucho más que una tradición o un legado. Es, sobre todo, una apuesta por el compromiso, la transparencia y el respeto mutuo. «Tengo la suerte de que mis hijos están trabajando conmigo, cada uno en su línea», afirma, poniendo en valor tanto la preparación de la siguiente generación como la necesidad de apartarse progresivamente para otorgarles el control real del negocio. «El futuro se mira con ojos de joven… no puedes empujar el destino de la compañía con tus ojos, tienes que hacerlo con la gente que dirige, con ojos jóvenes, porque el mundo ha cambiado».

En suma, el relevo generacional, tal como lo ha vivido Alciturri, es un proceso basado en la generosidad, la honestidad y el diálogo, donde la voluntad y la preparación de los hijos son tan importantes como la responsabilidad de los padres para ceder el testigo en el momento oportuno.

Instituciones, educación y futuro

La intervención de Alciturri no se limitó al ámbito empresarial. También dedicó varios pasajes a señalar el papel de las instituciones públicas, la universidad y el sistema educativo en la construcción de una economía más robusta y cohesionada.

«El sector público debe acompañar, no tutelar. Cuando una empresa pide ayuda, no está pidiendo que le regalen nada, sino que no le pongan trabas innecesarias», explicó. En esa línea, reclamó una mayor agilidad administrativa, políticas más estables y un marco normativo que favorezca la inversión a largo plazo.

Sobre la universidad, destacó su potencial como punto de encuentro entre conocimiento y empresa, pero subrayó la necesidad de reforzar los vínculos con el tejido productivo local: «La formación debe estar conectada con la realidad. No puede haber una universidad mirando hacia un lado y las empresas hacia otro».

Alciturri cerró su intervención con un llamamiento a trabajar con visión compartida. No se trata —dijo— de apostar ciegamente por la innovación, sino de entenderla como un proceso colectivo, donde administración, empresa y sociedad se reconozcan como partes de un mismo proyecto.

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